La locura incomprensible de Estados Unidos hoy: ¿Cómo llegamos a esto?
Por Germánico Vaca
Estamos al borde de una revolución—un cambio épico donde la inteligencia artificial promete transformar cada rincón de la vida humana. La educación, la ciencia, las finanzas e incluso la sanación espiritual están a punto de dar saltos nunca antes imaginados. La IA puede desbloquear nuevas dimensiones de entendimiento, empoderar a cada individuo en el mundo y dar origen a una nueva era de colaboración y prosperidad.
Y sin embargo, aquí estamos.
En la misma nación que durante mucho tiempo ha sido un faro de progreso e innovación—los Estados Unidos de América—reina el caos. ¿Cómo es posible que, en este momento crítico, cuando el futuro nos llama con esperanza y promesas, el escenario político esté dominado por un delincuente convicto cuya percepción de la realidad parece totalmente fracturada?
Este hombre, cuyos facultades cognitivas parecen deterioradas más allá de cualquier estándar médico o psicológico, se jacta descaradamente de cifras tan absurdas que desafían toda comprensión. Afirma haber reducido el costo de los huevos en un 400%, o los medicamentos en un 1000%, 1600% o 700%—cifras que contradicen la lógica y las matemáticas básicas. Para cualquiera con un mínimo de entendimiento, estas declaraciones no solo son falsas—son ridículas distorsiones de la realidad. Y digamos lo que se debe decir "Incalculable ignorancia y estupidez".
El mundo observa, desconcertado y alarmado. Ver a un ignorante liderando los Estados Unidos, un hombre con evidentes signos de demencia y patologías narcisistas, exhibir tal mendacidad en un escenario global es a la vez trágico y aterrador. Si una IA fuera encargada de analizar objetivamente su declive cognitivo, (de hecho le voy a pedir a un AI que lo haga, y les reto a que quien lea este artículo lo haga), su enfermedad mental y sus tendencias sociopáticas, concluiría con profunda preocupación: la estabilidad misma de los Estados Unidos está en riesgo.
Y sin embargo, las instituciones diseñadas para proteger esta república—la Corte Suprema, el Congreso, el Senado—están fallando. Legisladores sin columna vertebral, subordinados a patrocinadores corporativos y no al pueblo americano, abandonan su deber. Cierran los ojos mientras los cimientos de la nación se desmoronan bajo el peso de la avaricia, la ignorancia y la corrupción.
Si aquellos en quienes confiamos para defender la Constitución no actúan, el desenlace inevitable es claro: Estados Unidos está cavando su propia tumba. El poder o caerá en manos de una élite mundial poderosa—fuerzas oscuras con poco respeto por la democracia—o el país se sumergirá en una revolución como nunca antes vista.
Bajo cualquier análisis riguroso de IA, bajo cualquier persona sensata con un coeficiente intelectual de 120 o más, esta es la realidad ineludible.
La elección es nuestra: o nos vamos de este país o luchamos para recuperarlo.
Porque si no hacemos nada, la promesa transformadora de la IA, el amanecer de un nuevo paradigma, será extinguida por la locura que tenemos frente a nosotros.
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