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domingo, 21 de diciembre de 2025

Ecuador lo entrega todo y no recibe nada: por qué el acuerdo “recíproco” con Estados Unidos es un fracaso estratégico

 




Ecuador lo entrega todo y no recibe nada: por qué el acuerdo “recíproco” con Estados Unidos es un fracaso estratégico

Por Germánico Vaca

El llamado “Marco para un Acuerdo de Comercio Recíproco” entre Ecuador y Estados Unidos está siendo presentado como una gran oportunidad histórica, una inversión estratégica y un beneficio para el desarrollo del país. Sin embargo, una lectura detallada del texto revela una realidad alarmante: Ecuador se compromete a abrir su mercado, desmontar sus protecciones y alinear sus políticas nacionales con los intereses de Estados Unidos, sin recibir beneficios concretos ni garantizados a cambio.

Este no es un tratado de libre comercio. No es un acuerdo de inversión. No es un pacto de desarrollo. Es un acuerdo unilateral de apertura de mercado que favorece de manera abrumadora a Estados Unidos.

Un acuerdo sin reciprocidad real

Ecuador se compromete a reducir o eliminar aranceles en sectores clave como maquinaria, químicos, productos farmacéuticos, vehículos, bienes tecnológicos y productos agrícolas. Son precisamente los sectores donde los productores ecuatorianos enfrentan mayor desventaja frente a industrias estadounidenses altamente subsidiadas.

A cambio, Estados Unidos solo se compromete a eliminar aranceles sobre ciertos productos ecuatorianos que no puedan producirse en Estados Unidos en cantidades suficientes. En la práctica, esto significa casi nada. Si Estados Unidos no produce un bien, ese bien no representa amenaza ni competencia estratégica.

Esto no es reciprocidad. Es una concesión simbólica sin costo para Estados Unidos y con alto costo para Ecuador.

Apertura de mercado sin desarrollo

Ecuador también se compromete a eliminar barreras no arancelarias, reformar regulaciones agrícolas, flexibilizar controles de importación, acelerar aduanas, adaptar su régimen de propiedad intelectual a exigencias estadounidenses y limitar su capacidad de regular servicios digitales.

Lo que Ecuador no recibe:

  • Acceso garantizado al mercado estadounidense
  • Compromisos de inversión
  • Transferencia tecnológica
  • Protección a sectores estratégicos
  • Apoyo a la industrialización
  • Garantías para pequeños y medianos productores

Este acuerdo convierte a Ecuador en un mercado más eficiente para productos estadounidenses, no en una economía más fuerte.

¿Quién se beneficia?

La estructura del acuerdo genera dudas legítimas sobre a quién representa. Algunos sectores exportadores ya integrados al mercado estadounidense —como grandes exportadores de banano— podrían beneficiarse marginalmente.

Pero el país como conjunto no obtiene beneficios estructurales.

Esto plantea una pregunta fundamental: ¿este acuerdo fue negociado en beneficio del Ecuador o para favorecer intereses corporativos específicos con influencia política? Esa pregunta debe debatirse públicamente.

Un error estratégico en un mundo cambiante

El momento del acuerdo es especialmente preocupante. El sistema económico global está migrando hacia estructuras multipolares. Los países BRICS están ampliando mecanismos comerciales, financieros y de desarrollo basados en soberanía y beneficio mutuo.

Al amarrarse a un esquema centrado en Estados Unidos que no ofrece desarrollo real, Ecuador limita sus opciones futuras justo cuando más necesita diversificación.

Ecuador merece algo mejor

Este acuerdo no responde al interés nacional. Ofrece promesas vagas, obligaciones firmes y dependencia estructural.

Un país soberano no entrega su política económica, su mercado interno y su flexibilidad estratégica a cambio de la posibilidad remota de vender productos bajo cuotas controladas por otro país.

Ecuador merece acuerdos que construyan su futuro, no que lo vendan.

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