¿Qué clase
de gobierno tienes Ecuador?
Por Germánico
P Vaca
Todo
ciudadano tiene el derecho de exigir, demandar y esperar que su gobierno y
sobre todos sus gobernantes cumplan sus funciones y las expectativas como una
fuerza de beneficio a toda la sociedad. Para ello los funcionarios deben ser
estrictamente democráticos. Por tanto, el discurso de María Alexandra Vicuña es
ofensivo, repugnante y asqueroso ante los ecuatorianos, pues clama que su deber
y obligación, al asumir la vicepresidencia de la república por decreto, no por
voluntad popular, es seguir impulsando la pueril y ladrona revolución
ciudadana.
Esto
conlleva a crear una verdadera crisis democrática, pues el gobierno ecuatoriano
no es democrático en forma, estructura ni apariencia. Por una larga década la
partidocracia de Alianza País desvió el papel que corresponde a los partidos
políticos en la democracia representativa. Nadie puede negar siquiera que desde
el 2007 luego de que Correa ganó elecciones “democráticamente” se fue desviando
y abandonó la democracia para adoptar la dictadura. Eso es partidocracia.
Partidocracia
es un sólo partido de preeminencia que ha estado conduciendo la vida política
del Ecuador. Exacto lo que hizo Correa quien puso énfasis en la concepción
verticalista del ejercicio del poder y en su carácter represivo, y forma abusiva
de su partido que destruyó todo vestigio de democracia institucional.
Es
precisamente eso lo que permitió la aberrante corrupción. Es precisamente esa partidocracia,
que dio nacimiento a la partidolatría de Correa y a la brutalización de la vida
pública, donde los corruptos hicieron de las suyas. Acaso la secuela de gente sin
títulos o títulos plagiados: Pedro Delgado, Jorge Glas, Gabriela Rivadeneira no
son los culpables de sobreprecios en contratos (Odebrecht y muchas más), en
contrataciones de empresas fantasmas,(Glory international, Cable Andino) en contratos a dedo (Telconet) y una nefasta
malversación de fondos, recursos y nepotismo como nunca antes visto. Esta gente estuvo en las más altas esferas de
poder controlando un ejército de lacayos que entre todos se cubren las
espaldas, porque deja de importar la patria, la dignidad, el respeto, la moral.
Lo que cuenta es la gallada, el compañerito, el sistema atorrante y corrupto
que han creado.
Ecuador
ahora tiene una democracia degenerada. El control absoluto que siguen teniendo
sobre la asamblea han impedido una fiscalización de quienes han cometido crímenes
en el anterior gobierno. Han creado una crisis al impedir el juicio político al
vicepresidente a pesar de una montaña de evidencia de una corrupción atorrante.
Igualmente acaban de impedir el juicio político contra Gustavo Jalkn quien hizo
de las judicaturas prostitutas al servicio de Alianza país.
Ante
ese escenario de nefasta corrupción la flamante vicepresidencia anuncia que
viene con más ganas de fortalecer la revolución ciudadana. Eso es ser falto de
razonamiento, falto de dignidad humana, pero por sobre todo no entender
siquiera las circunstancias y el momento histórico de la nación. Esto es el
inicio de una guerra civil porque yo mismo me siento con ganas de tomar las
armas y batallar esta corrupción y poco importa lo que quieran los de Alianza país,
lo que me importa es mi patria.
La
postulación de candidatos a cargos de elección popular es la base misma de la
democracia y la existencia de los partidos políticos, pero con la práctica de
la partidocracia Alianza País se dota de un enorme poder, utilizando hasta
recursos del estado para hacer campaña, cometer fraude, comprar votos y quitar
la posibilidad de ser electos a ningún candidato que no sea parte de su jerga. Lejos
de ser una coyuntura para un buen gobierno el Ecuador ha sido el rebaño de
ovejunos.
Al
excluir a ciudadanos el derecho a ser electos, se permitió a Alianza País
garantizar los intereses mezquinos, diabólicos y fraudulentos de Rafael Correa,
postulando a los cargos públicos a personas lacayas del gobernante, nada puede
estar más claro en Ecuador. Porque es precisamente la forma en que han evitado
toda amenaza a sus propios intereses, utilizan este mecanismo para ir
consolidando el poder absoluto. Tristemente hoy Ecuador puede ver las
revelaciones diarias de una erupción de escándalos de un sin número de actos de
corrupción. Sin embargo, los ciudadanos comunes lejos de poder tener confianza
en la justicia, solo pueden ver como cada día el corrupto contralor de la
nación se escapó a vivir en Miami y cuando Lenin Moreno fue a visitar los
Estados Unidos no tuvo la decencia de pedir que ese país aprese y extradite a Carlos
Polit. El corrupto ex fiscal Galo Chiriboga cansado de actuar de borrador de
pizarra de la corrupción renunció un mes antes de cumplir sus funciones y en su
reemplazo fue puesto Carlos Baca Mancheno el mejor experto en lameculismo de
Rafael Correa. Acaso un peldaño más abajo del “loverboy” Alexis Mera.
Es
precisamente ese derecho y exclusividad que se auto conceden los de AP que
pretenden legalizar sus crímenes. Es más,
en Ecuador se está llegando a una peligrosa eliminación de todo vestigio de
democracia al adoptar el sistema de emisión del voto por partido. Claramente en
la elección de la cúpula directiva de la Asamblea se siguió lo que deseaba
Correa. De esta manera se refuerza el monopolio del poder y del partido.
Cuando
en Ecuador se debe luchar por “independencia” y democracia aun dentro de los
partidos. No porque se comparte ideología se puede seguir solamente el deseo
del líder. No puede existir partidos ni democracia que sirva de nada para el
bien común de la sociedad si solo se sigue los deseos de unos pocos.
Una
Constitución digna de un pueblo verdaderamente democrático y libre debería
garantizar la independencia de los asambleístas, sin esa independencia la
Asamblea Constituyente deja de representar al pueblo, y terminan siendo
representantes en nombre y marionetas del mandatario de su partido en la realidad.
Esto
viola todo precepto de democracia. Con esto lamentablemente se elimina la
voluntad de los electores y se destruye la posibilidad de aprobar leyes de
consenso nacional en un país pluricultural que ha terminado secuestrado por la
partidocracia que Correa tanto pregona oponer.
En el
2013 ya había escrito que esto sucedería. Ya que esta actitud y práctica de
Alianza País fue el medio para conseguir empleo o determinados beneficios por
parte del Estado: se ingresaba al partido “para conseguir algo”, el puesto
público no era por merecimiento, talento o profesionalismo, pero más como como
recompensa a los buenos borregos “porque sudé la camiseta”. El pueblo empezó a
callar mientras ciertos familiares obtenían algo del partido, del líder.
Eventualmente se calló la corrupción, se hicieron de la vista gorda hasta ahora,
cuando todo está en llamas y la montaña de la corrupción es demasiado grande como
para seguirla tapando, entonces Correa se hace la víctima, con cara de venado ante
las luces de un auto en carretera clama que él no sabía nada, él era la
inocente paloma del espíritu santo ecuatoriano. Feliz apunta el dedo a la
oposición, los corruptos de antaño y de la historia que ahora cual Voldemort le
asechan al inocente gorrión Rafael Correa. Pero no fue otro que el tirano
Rafael Correa quien mantuvo a toda la sociedad ecuatoriana silenciada,
maniatada, manipulada, extorsionada y por sobre todo aislada de participación.
Alianza
País era el partido político que se convirtió en agencia de empleo y creó una
burocracia irracional, ovejuna, ineficiente y lacaya a los líderes de la
asquerosa revolución ciudadana. Alianza País es así la borregocracia que siguen
a su narciso líder en plena práctica de Partidolatría. Esto es una de las
enfermedades de la democracia ecuatoriana e incitan a actitudes anti-partido
político que eventualmente exigen una guerra civil para terminar con lo que se
vuelve un partido tiránico.
Lenin
Moreno ha dado un nuevo horizonte a la participación política y sobre todo a la
relación entre partidos y organizaciones de la sociedad civil desde que llegó
al poder. Se puede decir que hay un cambio notable a la relación asimétrica de
Alianza País como el polo dominante que tendía a partidizar las organizaciones
sociales, de tal manera que éstas o se quedaban “alineadas” a Alianza País o se
unían al campo de batalla. Así todo aquel que no estaba a favor de Correa, era el
enemigo. Todo aquel que tenía una idea contraria era relegado a persona no
grata. Por otro lado, para las organizaciones sociales la vinculación o
adscripción a AP se convertía en requisito para obtener beneficios o fondos, y
hasta para trabajar con eficacia o corrían el riesgo de ser eliminados o
inservibles. Era así visto como requisito para su supervivencia. En forma
similar, existía la tendencia de “capturar a la sociedad civil” a nivel de los
medios de comunicación social que se volvieron aparatos de propaganda, todos se
encontraban maniatados, manipulados, controlados y hasta amenazados a mantener una
línea acorde a las posiciones de Correa. De lo contrario enfrentaban sanciones,
multas, y hasta juicios. No se trataba de la “uniformidad” de la información
tan característica de los regímenes autoritarios, sino que, aceptando la
existencia de un pluralismo de la información, los medios quedan vinculados o
subordinados a Alianza País.
El
resultado es que el tejido social (sociedad civil) ha perdido su autonomía y su
libertad, se ve enfrentado a un dilema negativo: o se adscribe a Alianza país o
es oposición.
La
democracia esta supuesta a dar control y poder de los destinos de la nación a
sus ciudadanos, pero hoy el ecuatoriano no tiene control alguno de su patria. Es
necesario que se encuentre una solución porque de lo contrario el gobierno impone
impuestos excesivos, sanciona a quien denuncia la corrupción, persigue a
quienes se oponen a la corrupción y mal gasta los fondos públicos que al final
terminan afectando la salud, la educación la deuda pública, la infraestructura
y el bienestar de la nación.
El
gobierno ecuatoriano de Lenin Moreno puede ser aplaudido por el cambio de actitud,
pero si esas palabras no son respaldadas por un cambio de la gente que esta
mancillado por la corrupción, entonces las acciones no son acordes a las
palabras y termina siendo un gobierno igual de mentiroso que el del tiránico
Correa. En vez de que los ecuatorianos tengan una voz en este gobierno,
simplemente se permite que todo mundo hable, pero solo se siguen satisfaciendo
los intereses desproporcionados de ciertos individuos y la influencia maniática
del belga.
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