Por GP Vaca.
El Ecuador está hundiéndose
en los pantanos de la deuda internacional, está corriendo con enormes déficits y
está sufriendo una severa crisis de solvencia que promete solo aumentar al
punto de ser el catalizador de la violencia.
Desde el inicio de su
gobierno Correa inició un programa económico de estímulos financieros basados
en principios kenesianos, para destruir al sector privado y hacer del estado el
que controle la economía, sus estímulos han sido empujados por ideología y ambición
personal para acaparar el poder absoluto, favorecido por su manufacturada
asamblea nacional y bajo la envestidura académica de John Maynard Keynes.
La combinación de gastos
desmedidos que ignoran déficits, los costos escondidos de 14% (9% que se paga a
la Reserva Federal por cada dólar que usa Ecuador + 5% impuesto a fuga de
capitales), los altos intereses al emitir bonos (10,5% cuando Chile paga
1.78%), altos intereses que paga en la creciente deuda externa a China, el
enorme gasto y despilfarro en una burocracia gigante de 500,000 + empleados están
creando no solamente un sistema insostenible pero construyendo un abismo
financiero que Correa pretende dejar de herencia al pueblo que confió en el.
El problema es que por
unos años Correa fue el hombre más afortunado del mundo al gozar de altos
precios del petróleo, los que permitieron el dinero fácil, el despilfarro
desmedido en estudios y ministerios o secretarías innecesarias, creando un gobierno corrupto,
tirano y abusivo. Correa ha usado el pretexto de modernización y de inversión para
desarrollar un consumo que han creado este sistema insostenible. Todo el poder
concentrado en las manos de un hombre que es incapaz de respetar la opinión de
otros y menos la crítica de sus propios ciudadanos solo puede destruir la democracia,
porque él no conoce ni respeta sus valores. Correa ha quedado desnudo ante un
pueblo que se encuentra desconcertado al ver un hombre con el ego de Narciso y
con la sabiduría de Ícaro.
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